Prensa. Cuidar el ánimo del equipo: el otro reto de las organizaciones

30/03/2020

La pandemia enfrenta a las empresas y a los empleados a un escenario de gran incertidumbre sobre su futuro; cómo proteger la psiquis en momentos de aislamiento y teletrabajo. En Diario La Nación

Repentinamente, la pandemia del Covid-19 nos enfrenta a la incertidumbre respecto del futuro. Confinados en el aislamiento obligatorio en casa e intentando combinar el teletrabajo con las rutinas hogareñas, surgen múltiples interrogantes. ¿Qué sensaciones atravesamos? ¿Cómo impacta en nuestra psiquis el encierro? ¿Qué implicancias tiene en la dinámica emocional de los equipos de trabajo y en el rol de quienes ejercen el liderazgo?

«Antes que empleados, somos todos seres humanos sujetos a las mismas incertidumbres, temores, angustias y ansiedades», dice el psicólogo Patricio Solari. «Atravesamos una situación que nos hermana con casi todo el mundo. La diferencia en cómo podemos afrontar esta situación son los recursos psicosociales con los que contamos, que se construyen a partir de la propia historia personal y de los contextos de influencia social en los que estamos inmersos a lo largo de nuestra vida (familia, escuela, trabajo, amistades, cultura, religión). Todo esto va conformando nuestra caja de herramientas psicológicas para enfrentar momentos críticos».

Además, hay otros factores que determinarán un impacto diferente en cada empleado o trabajador. Por un lado, la actitud de quienes ocupan posiciones de liderazgo y la cultura institucional de la compañía funcionarán como «un faro cuya luz pueda guiar el camino a seguir en esta crisis». Por el otro, el impacto en la salud mental de los trabajadores estará influenciado por sus condiciones de contratación: quienes trabajan en relación de dependencia, tienen garantizado cierto piso mínimo de derechos según la legislación laboral, mientras que quienes trabajan bajo modalidades que no cuentan con esas garantías están sujetos a una sensación de incertidumbre frente a la crisis puede devenir abrumadora y desesperante.

«Podría suponerse que freelancers, emprendedores independientes y rubros en los que el teletrabajo ya está incorporado contarían con una ventaja al estar habituados a cierta autonomía y niveles de organización personal para funcionar de manera eficaz. En contraste, actividades con una modalidad de ejecución más jerárquica y mecanizada en las que el empleado es poco partícipe en las decisiones y carece de autonomía se verían más obstaculizados para enfrentar este momento», completa Solari.

Según José Saha, director de Consultoría HR en Auren, ante un cambio abrupto en nuestro statu quo, tendemos a atravesar distintos estados emocionales. Primero pasaremos por un momento negación y buscaremos mantener las rutinas habituales como si nada pasara. En la medida que la realidad se va imponiendo, aparecerá el miedo. «Las herramientas de comunicación son claves en estas dos etapas. Abrir canales de conversación y brindar información transparente sobre lo que sucede es un primer paso en un plan de acompañamiento. Los líderes deben acelerar estos procesos, anticipándose a visualizar escenarios futuros y planificando acciones de contención y guía».

A la negación y el miedo puede sumarse el enojo, producido por la pérdida de la rutina conocida y de la certidumbre. «La sensación de control se desvanece y nos sentimos más vulnerables. Asoma la tristeza por lo perdido y se inicia luego un proceso de aceptación. Luego suele sobrevenir una etapa de exploración y comienza a construirse gradualmente un nuevo escenario de normalidad, con nuevas rutinas y formas de hacer, en las que activamos el ingenio y probamos dinámicas que no hubiéramos siquiera intentado antes».

Estamos frente a un abrupto cambio de hábitos, en una realidad que interpela nuestro sentido de la responsabilidad para con uno mismo y para con la comunidad.

«Los equipos de trabajo, como todo grupo humano, necesitan hablar sobre lo que está pasando y sobre cómo se sienten al respecto. Recomiendo compartir la propia vulnerabilidad y dirigir la mirada hacia el futuro», dice Saha. Y señala que el coronavirus refuerza y acelera una tendencia que ya se venía perfilando en las compañías: la del trabajo remoto, los equipos virtuales y las oficinas flexibles, auspiciadas por la tecnología al alcance de todos.

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