
El devaneo fiscal
Ser contador en Colombia es trabajar a contrarreloj, sin “temporadas bajas”. No hay descanso: comenzamos desde principio de año preparándonos para las asambleas en marzo, elaborando informes para los entes de control, para todas las “super” que existen, continuando luego con las declaraciones de renta de las personas jurídicas y, posteriormente, con la información exógena.
En esta época del año, en septiembre, nos encontramos en la asesoría y preparación de la renta de personas naturales, cuyos vencimientos van del 12 de agosto al 24 de octubre según los dos últimos dígitos del NIT. Una vez terminada esta etapa, entramos al pre-cierre y cierre contable y fiscal de las empresas. Entre tanto, el pulso mensual no se detiene: retención en la fuente y autorretenciones, IVA, Impoconsumo y reportes como el Registro Único de Beneficiarios Finales marcan la agenda con fechas específicas cada mes en el calendario oficial de la DIAN.
Este ritmo exige más que técnica, requiere paciencia, escucha y criterio para traducir normas y plazos en decisiones claras para personas y negocios. En agosto y septiembre acompañamos a contribuyentes que buscan cumplir sin sobresaltos, en octubre cerramos detalles y, entre noviembre y diciembre, afinamos provisiones, conciliaciones y revelaciones para entregar estados financieros íntegros al cierre anual, conforme a marcos contables y deberes comerciales, usualmente con corte al 31 de diciembre.
Nuestro mejor “descanso” es la anticipación: calendario en mano, equipos coordinados y comunicación constante. Así, el servicio más que cumplimiento se transforma en confianza construida a pulso, mes a mes y cierre a cierre.