Esta modalidad de trabajo cuenta con la aceptación de gran parte de los colaboradores, pero no siempre sucede lo mismo con los empleadores.

En 2020 la pandemia nos apremió a tomar un nuevo rumbo dentro del mundo del trabajo. En 2021 se confirmó cuál era la tendencia a seguir. ¿Cuál será el desafío de 2022? 

¿Qué sentido tiene ir a la oficina? ¿realmente los colaboradores quieren volver a las rutinas presenciales o preferimos trabajar desde otros escenarios?

Estas preguntas que parecían de ciencia ficción hace apenas dos años, hoy están en la mesa de trabajo de los directivos de Recursos Humanos de las compañías, pero también están en la mente de los talentos que empiezan a imponen sus preferencias no ya como un beneficio, sino como un derecho adquirido.

Manos a la obra

Para implementar este modelo con éxito es importante generar cambios tecnológicos y culturales. «Es necesario idear acciones y procesos que mejoren el trabajo remoto, la efectividad, productividad y la relación dentro de los equipos de trabajo: el uso de la nube, trabajar con documentos digitales que permitan el acceso a la información, herramientas de video-llamadas y más» detalla Mónica Canevari, Gerente de BPO de Auren.

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