En 2020, debido a la pandemia de COVID, Europa registró una caída del 70% en las llegadas internacionales. Según el WTTC (Consejo Mundial de Viajes y Turismo), se han perdido 3,6 millones de puestos de trabajo en la UE desde el comienzo de la pandemia.
El sector mostró un enfoque resistente e innovador para minimizar la crisis y, finalmente, en 2022, las cosas comenzaron a sentirse como un nuevo comienzo. A nivel mundial, según el Barómetro OMT del Turismo Mundial, las llegadas de turistas internacionales casi se triplicaron de enero a julio de 2022, un crecimiento del 172 %, en comparación con el mismo período de 2021. A nivel mundial, en julio de 2022, el sector recuperó casi el 60 % de la niveles pandémicos. Esta recuperación constante fue el resultado de una fuerte demanda de viajes internacionales y de la disminución de las restricciones sanitarias de viaje. En Europa, de enero a marzo de 2022, tuvimos un aumento del 225 % en alojamientos turísticos, en comparación con el mismo período de 2021. Todo se veía bien en una visión macro, pero la guerra de Ucrania creó muchos desafíos nuevos, específicamente para el turismo. en Europa.
En primer lugar, un desafío en la demanda. Los turistas de Ucrania y Rusia gastaron una media de 45.000 millones de dólares estadounidenses al año en viajes internacionales, principalmente a países del sur del Mediterráneo. Estos dos mercados están casi paralizados para los destinos europeos. En cuanto a las llegadas de todo el mundo, los países que están cerca de la frontera de la guerra también fueron fuertemente penalizados.
Polonia, Bulgaria, Croacia, Estonia y Hungría vieron una disminución en las reservas entre un 30 y un 50 por ciento desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania. Por supuesto, los países del sur como Portugal y España sintieron un aumento en la demanda. Pero no fue suficiente.
Hay un nuevo desafío global en los costos de operación, que afecta a todos los destinos en Europa. La inflación y el consiguiente aumento de los costos de la energía y los alimentos ejercen mucha presión sobre la gestión operativa, ya que los hoteles y restaurantes intentan cambiar los planos de los servicios para adaptarse a las escaladas de precios.
En tercer lugar, está el reto humanitario y social, con mucha tensión política entre los países europeos afectados de diferente manera y la inestabilidad por miedo al estancamiento económico y la migración de refugiados.
También debemos abordar el desafío climático, con sequías, incendios forestales y fuertes lluvias que afectan el verano en el soleado sur de Europa.
En este escenario, ¿cómo puede el sector esforzarse y recuperarse?
En un nivel macropolítico, la colaboración es la piedra angular. Necesitamos flexibilidad para aprobar diferentes medidas, a diferentes realidades dentro de Europa y debemos continuar en un camino de diferenciación, innovación y cualificación de los recursos humanos. Involucrar tanto a la población local como a los empresarios en la creación de valor para las ciudades y regiones (el escenario final para los alojamientos) y ofrecer experiencias únicas es crucial. Siguiendo la Directiva de Turismo Inteligente de la Unión Europea, las partes interesadas en el turismo también pueden encontrar grandes ventajas en la construcción de su estrategia turística con un enfoque digital integrado. Dotar de una infraestructura turística online, con oferta integrada privada y pública, enfocada en la movilidad, la accesibilidad y la sostenibilidad, atraerá más demanda, y facilitará la cocreación de valor, fomentando el colorido local entre emprendedores, personalización one-to-one con los viajeros, pre-reserva y feedback directo, y referencias. Para crear tal ecosistema, la experiencia del usuario en línea debe ser fluida y coherente con la experiencia real en el mundo físico. Felizmente, hoy contamos con la cultura, el conocimiento y la tecnología para dominar este desafío de innovación.
Tânia Areias, Consultora de Marketing Digital de Auren Portugal