El impacto de Covid-19 en el nivel de actividad de Finanzas Corporativas

04/05/2020

La pandemia causada por el Covid-19 y las cuarentenas declaradas han resultado en una abrupta caída sin precedentes de la actividad económica mundial.

Todavía es temprano para evaluar sus efectos a mediano y largo plazo sobre el comportamiento y las tendencias del consumidor y la actividad comercial, ya que dependen de cuánto tiempo persistan las cuarentenas y lo que es más importante, cuánto tiempo llevará encontrar un tratamiento efectivo y / o una vacuna contra él. Sin embargo, intentaremos evaluar el impacto a corto plazo de esta pandemia en el nivel de actividad de finanzas corporativas, más específicamente, en fusiones y adquisiciones y reestructuraciones de deuda.

1. Impacto en la actividad de fusiones y adquisiciones

Dado el enorme impacto del repentino e imprevisto shock de demanda, los compradores estratégicos e institucionales (es decir, fondos de capital privado) aún están midiendo los efectos en sus portafolios de negocios y aplicando medidas para controlar el daño. Al mismo tiempo, la tremenda volatilidad del mercado y la incertidumbre sobre el alcance de esta crisis, impiden que los compradores y vendedores realicen transacciones. Pero, incluso si los compradores estuvieran dispuestos a ofertar por una empresa, aún tendrían que lidiar con mercados de crédito más limitados (los bancos están más concentrados en negociar con sus clientes para evitar incumplimientos que en dar nuevos préstamos) y las diferentes expectativas de precio de los vendedores, probablemente reacios a vender a los precios actuales. En consecuencia, las transacciones de fusiones y adquisiciones se han reducido drásticamente.

Sin embargo, tan pronto como la incertidumbre disminuya, deberíamos esperar que los fondos de capital privado sean los primeros en buscar oportunidades, principalmente en los países desarrollados. Tienen una gran cantidad de capital para invertir (estimado en US$ 800 mil millones; solamente Blackstone tiene US$ 150 mil millones) en un contexto de precios de activos más bajos y donde seguramente disfrutarán de una menor competencia por parte de compradores estratégicos que priorizarán recuperar su niveles de liquidez.

Al analizar las compañías ha adquirir, estos fondos ciertamente incorporarán en su evaluación la capacidad de las compañías para soportar disrupciones impredecibles en los mercados globales que afecten la demanda o su cadena de suministros.

2. Impacto en la reestructuraciones de deuda

La pandemia mundial de COVID-19 ha causado una limitación sin precedentes en la capacidad de las empresas para pagar sus deudas financieras y demás obligaciones, incluidos el pago de salarios, alquileres e impuestos. Aunque los gobiernos, especialmente los de los países desarrollados, han otorgado cierta flexibilidad a través de enormes paquetes de ayuda, esto puede no ser suficiente. Además, empresas de ciertos sectores, como las del petróleo y el gas, el turismo (líneas aéreas, cruceros, hoteles y agencias), el real estate comercial (oficinas, locales, gimnasios), los comerciantes minoristas tradicionales y las pequeñas empresas en general están siendo más afectadas por la pandemia que otras. Aunque se espera que la mayoría de las empresas vuelvan a su ritmo normal una vez que la incertidumbre de esta pandemia haya disminuido, otras no lo lograrán. Sin embargo, muchas de estas empresas sobrevivientes necesitarán algún tipo de alivio en sus obligaciones de deuda para evitar caer en incumplimientos y ejecuciones durante este período extraordinario de inactividad económica. Esto es aún más problemático en países con mercados de capital subdesarrollados donde las empresas tienen la mayoría de sus vencimientos de deuda concentrados en el corto plazo. Por lo tanto, las renegociaciones de la deuda son inevitables y pueden, no solo incluir extensiones de plazo, sino también quitas de capital.

Los bancos deberían estar dispuestos a negociar con los deudores para evitar ejecuciones, ya que en general prefieren no tener que hacerse cargo de la administración de las empresas. También vale la pena mencionar el papel que los fondos de deuda privada podrían desempeñar en esta crisis, especialmente en los mercados desarrollados. Pueden buscar oportunidades para proporcionar financiación puente con un perfil atractivo de riesgo / retorno (más costoso para las empresas), y también pueden otorgar préstamos convertibles, pudiendo eventualmente tomar el control de las empresas en dificultades. Estos fondos tienen una amplia experiencia lidiando con deuda en dificultades (“distressed debt”).

Una condición básica para una reestructuración exitosa de la deuda es tener una propuesta comercial sólida que genere suficientes recursos para pagar la deuda. Si la empresa llegó a esta situación exclusivamente debido a la pandemia, entonces, en general, a menos que su demanda se vea afectada negativamente por un cambio sustancial en el comportamiento del consumidor, debería ser capaz de pagar la mayor parte de su deuda una vez que se levante la cuarentena.

Cuando se enfrentan a una reestructuración, las empresas deben decidir entre una reestructuración privada o solicitar un concurso de acreedores. La primera podría ser mucho más rápida y flexible cuando en frente hay un grupo de acreedores homogéneos, generalmente financieros, que poseen la mayor parte de la deuda. Sin embargo, los holdouts (pequeños acreedores que no participaron de la negociación) pueden querer aprovecharse bloqueando la transacción. El concurso de acreedores es un proceso más prolongado y regulado por un juez, pero con la ventaja de que no se devengan intereses por las deudas quirografarias durante el proceso y que una vez que la mayoría de los acreedores acepta la propuesta (dos tercios en el caso de Argentina) se vuelve aplicable para todos los acreedores. El juez puede imponer limitaciones en la administración de la empresa y el proceso podría terminar en una quiebra si no se llegase a un acuerdo o si la compañía incumpliera sus obligaciones concursales en el futuro.

Como conclusión, la actividad de fusiones y adquisiciones se ha estancado pero debería recuperarse tan pronto como la incertidumbre disminuya, principalmente impulsada por fondos de capital privado en los países desarrollados. Al mismo tiempo, deberíamos esperar una gran cantidad de reestructuraciones de deuda, ya que las empresas necesitan reconstruir su capital de trabajo mientras enfrentan vencimientos de deuda.

Por Juan Martín Monge, Socio de Finanzas Corporativas de Auren Argentina

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