El mundo laboral está atravesando un dinamismo importante. Alta rotación, flexibilidad, revolución tecnológica, nuevos puestos laborales y habilidades, automatización de procesos, mercados más competitivos, trabajo híbrido, inmigración y emigración laboral.

En este escenario, encontramos las nuevas generaciones de jóvenes profesionales que imponen desafíos, riesgos, nuevos intereses y tendencias. Nos enfrenta a un cambio de paradigma en torno al concepto y al modo tradicional de trabajar.

Las empresas y los líderes se encuentran frente al desafío de comprender esta nueva tendencia y las motivaciones de los trabajadores. Por ejemplo, las empresas buscando mitigar este dinamismo y rotación con beneficios, generar una marca empleadora.

Lo remoto llegó para quedarse, pero el home office se encuentra en tela de discusión. Los empleados lo piden como requisito básico y ya una forma de trabajar, pero las compañías requieren la presencialidad como sentido de pertenencia, de formar equipo. Todavía se siente la desconexión entre lo que requieren los jóvenes y lo que buscan y quieren las empresas. Cambió el significado de compromiso para ambos.

Esto lleva a las organizaciones a rediseñar espacios laborales, mantenerse conectados, continuar desarrollando la digitalización de los procesos y establecer los canales de comunicación como pilares de trabajo. La transformación y evolución cultural hoy es necesaria en el mercado. El desafío de los empresarios es trabajar con nuevas reglas y comprender las necesidades, requisitos y agilidad de los jóvenes. Las empresas que logren esto podrán contar con los mejores talentos.  

Por Luis Salerno, Socio de BPO de Auren Argentina