Turismo de calidad: la eterna asignatura pendiente

06/03/2017

España ocupa la sólida posición de tercer país del mundo en recepción de turistas. Los últimos años han sido de superación de cifras anteriores que imaginábamos imposibles de batir. Se ha roto la barrera de75MM de visitantes y todo apunta -en tanto en cuanto no se recupere la estabilidad en determinados países competidores del Mediterráneo- que España gozará de esa privilegiada posición en los próximos años.

Sin embargo, en términos de gasto por turista, las cosas no van también. Mejor dicho, no se corresponden con esa realidad tan exitosa. La cifra de gasto realizado por los turistas recibidos en 2016 sobrepasó la de 77.000MM de euros. Y siendo lo más relevante que el gasto medio por turista, y medio diario, rompiera la tendencia a la baja de los últimos años y recuperara la cifra de los 1.000 euros y los 135 euros, respectivamente, seguimos lejos de mejorar la ratio gasto/turista. Siendo el logro de este último año un cierto éxito, en la medida de que se rompe esa tendencia, España se sitúa alejada de otros destinos que ingresan notablemente más en términos de gasto por turista.

Seguimos, afortunadamente cada vez en menor medida, estigmatizados por el tópico de turismo de “sol y playa”, de la ingente llegada de turistas que no gastan, del eterno complejo de turismo barato, low cost, de escaso valor añadido. La realidad es que siendo un país líder en la recepción de visitantes, no lo somos en materia de ingresos medios por turista.

Y esta es la asignatura pendiente de nuestra feliz industria turística. Ser capaces de tornar esa realidad ofreciendo, complementariamente a “sol y playa”, turismo de salud, de compras, de cultura, de gastronomía, de congresos y eventos, etc. Sólo un escaso 12 por ciento de ese turismo de calidad, recaba en España. Porcentaje que viene a representar, por ese concreto concepto, una cifra estimada en poco más de 4.000MM de euros y que podría ser doblada si esa tasa se elevara al 25 por ciento.

Surge entonces el debate sobre si renunciar a lo que se tiene: un elevadísimo número de visitantes con riesgo cierto de masificación en determinados destinos de nuestro país, o trabajar activamente en la promoción del turismo de calidad. Contamos con una amplia gama de oportunidades alternativas al sol y la playa.

España cuenta con una muy importante oferta de conexiones aéreas con los principales países emisores del mundo. Barcelona y Madrid se encuentran entre las principales ciudades europeas, y del mundo, para turismo de cultura, compras o de congresos y eventos. Sin embargo, en relación conel relacionado con las compras, Barcelona ingresa por ese concepto un 20 por ciento más que Madrid pero la mitad que Milán, cinco veces menos que Londres y seis veces menos que París. Es decir, tenemos un muy importante camino que recorrer y mucho que reflexionar para cambiar las cosas. Hemos de creer en el enorme potencial cultural y gastronómico. En la capacitación reconocida a nivel global en materia de oferta de turismo de salud.

Esa nueva apuesta, no sólo representa una extraordinaria fuente de ingresos sino que favorece la desestacionalización y diversificación de la oferta tradicional española y, obviamente, el aumento del gasto por turista.

No son desdeñables los esfuerzos que desde el Instituto para la Calidad Turística se vienen realizando en los últimos años en materia de certificación. En esa misma línea, los principales grupos hoteleros nacionales, conscientes de la necesidad perentoria de transformar poco a poco la oferta turística, está trabajando duro en cómo atraer turismo de calidad a España. Tienen claro que sería más acertado hablar -a la hora de analizar el comportamiento y la evolución del Sector- de gasto por turista y no de número de visitantes. Entienden inevitable la segmentación de la oferta. Reconocen que son necesarias profundas reconversiones que recuperen una competitividad orientada hacia el mayor gasto por turista y, derivado de ello, de un visitante de calidad.

La duda siempre aflora en el momento de asumir como irrenunciable ese postulado de la transformación de la oferta y la orientación hacia la calidad. Y no es otra que la de asumir, también y con responsabilidad, como acometer ese cambio. ¿Puede España renunciar hoy a lo que tiene, a la oferta del turismo, mayoritariamente vacacional? ¿A más de 75MM de visitantes que eligen nuestro país por su sol y sus playas? Seguramente no, pero en la medida en la que seamos conscientes de la necesidad de su transformación paulatina y se acometan serios planes estratégicos encaminados a ello, la experiencia, única en el mundo, de nuestra industria turística facilitará que en el corto y medio plazo el turismo de salud, de compras, de cultura y gastronomía, en definitiva del turismo de calidad, estará llamado a generar para nuestras arcas importantes alegrías.

José María Pinedo y de Noriega, Socio Director Auren Corporate.

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