Prepararse para lo que venga

15/04/2020

Cuando para nuestra economía y nuestras empresas parecía que teníamos una ruta más o menos definida, no exenta de dificultades, ha aparecido repentinamente, y por sorpresa, en nuestro camino un río que no estaba en el mapa, caudaloso y de aguas bravas que hay que cruzar sí o sí. Para atravesar este obstáculo no habíamos previsto ningún puente y nos hemos vistos obligados a improvisar de un día para otro una serie de medidas y planes de acción que nos ayuden a atravesarlo. Además, este obstáculo ha cambiado totalmente el panorama dejando un escenario futuro incierto.

Por ello, el foco durante estas últimas semanas ha estado puesto, principalmente, en un solo objetivo: llegar a la otra orilla. Después ya se verá, aunque cabe presumir que el camino posterior será duro y difícil. Sin embargo, una vez tomadas las primeras medidas y resuelto el cortísimo plazo, debemos empezar a mirar un poco más lejos ya que, como dolorosamente nos ha enseñado esta situación, no actuar a tiempo tiene costes muy elevados a posteriori.

En efecto, esta situación repentina está poniendo a prueba nuestra capacidad de reacción a corto plazo y, sin duda, los empresarios y directivos lo están haciendo con inmediatez, tomando aquellas medidas a su alcance que puedan permitir pasar el río. La mayoría de estas medidas se han implementado por oleadas y en un cortísimo plazo de tiempo, solapándose unas con otras:

  • Primero vinieron los ERTES
  • Después las medidas de recortes de todo tipo de gastos no esenciales,
  • En tercer lugar, las renegociaciones de gastos operativos relevantes, principalmente alquileres, consumos, etc.
  • Más tarde las medidas para preservar la caja: revisión de calendarios de pago, negociación con proveedores, gestión de cobro a clientes y posibles aplazamientos de pagos de impuestos.
  • Finalmente, estos últimos días se han centrado en aquellas medidas relacionadas con la obtención de liquidez inmediata, fundamentalmente obtención de financiación apoyada en la batería de mecanismos aprobados por organismos públicos tanto a nivel nacional (ICO, CESCE) como por las comunidades autónomas a través fundamentalmente de las sociedades de garantía recíproca. Más tarde llegarán las facilitadas por la Unión Europea a través del BEI.

Para más INRI, toda esta frenética actividad hay que gestionarla en medio de una crisis sanitaria que nos ha afectado a todos personalmente, de manera más o menos cercana, y, además, en excepcionales circunstancias de reclusión y teletrabajo. Sin embargo, por duro que esté siendo, no podemos parar y hay que seguir trabajando para poder afrontar el futuro en las mejores condiciones posibles.

En este momento hay una serie de preguntas que nos seguimos haciendo todos: ¿cuál va a ser el escenario económico resultante sobre el que podamos tomar decisiones?; ¿cuándo acabará este periodo de reclusión?; ¿cuándo se levantará el confinamiento para mi actividad económica concreta?; ¿habrá una recuperación rápida o lenta?

En definitiva, ¿cómo seguir una vez puestas en marcha todas las medidas posibles en estos momentos? y ¿qué más podemos hacer para preservar nuestras empresas y negocios?

En mi opinión, hoy en día plantearnos tener un escenario macro definido para el corto y medio plazo con el que trabajar es un ejercicio titánico y con bastante pocas probabilidades de acertar. Hay ya multitud de artículos en ello con bastante divergencia de planteamientos entre los diferentes autores y, además, cambiantes según el día en el que se escribe dicho análisis u opinión. Lo único que sabemos de cierto, es que lo que tenemos por delante no es fácil, no lo está siendo pasar el río y no lo será el camino que vendrá después.

Así que, desde la perspectiva de las empresas nos debemos centrar en lo que sabemos y en lo que podemos hacer. Sabemos fundamentalmente que saldremos de esta situación más endeudados y con una economía debilitada y lo que podemos y debemos hacer es prepararnos para ello a todos los niveles, operativo y financiero.

Conseguir hacer que nuestra empresa esté lo mejor preparada posible para afrontar lo que venga, sea cual sea el escenario, es esencial. Para ello, las empresas deben ser capaces de adaptarse con agilidad y rapidez a los cambios que se produzcan.

Por tanto, y por supuesto adaptado a cada sector de actividad y empresa concreta, las medidas a nivel operativo deben dirigirse en la dirección de prever la manera de flexibilizar al máximo las operaciones, variabilizar todo lo posible los costes, suprimir gastos no esenciales e invertir en modernización y digitalización. En definitiva, conseguir ser rentables en un entorno de menor actividad.

A nivel financiero, hay que abordar un análisis del pasivo y de las necesidades de tesorería adaptadas a la estrategia operativa y a la nueva situación. En definitiva, acompasar la financiación y el servicio de la deuda a las necesidades de caja previstas. Para ello, es importante realizar una planificación financiera en la que hay dos herramientas imprescindibles: una previsión de tesorería detallada a corto plazo, de la que hay que hacer un seguimiento y actualización continua, y un plan de negocio a 3/5 años, que nos permita tener un escenario central, pero también el análisis de sensibilidad barajando tantos escenarios como sean necesarios.

Ambas herramientas nos van a permitir, por un lado, acceder a la financiación puesta a disposición de las empresas para paliar el efecto del Covid-19, ya que hay que justificar ante las entidades financieras y organismos públicos el impacto en la empresa de esta crisis y, por tanto, la necesidad de la financiación solicitada. Es fundamental presentar la operación a las entidades muy bien soportada, para poder obtener la financiación solicitada. No en vano, el ICO, por ejemplo, puede revisar a posteriori las operaciones y no avalarlas si no están lo suficientemente bien soportadas.

También nos permitirá diseñar la mejor estrategia financiera posible para que la empresa cuente con la mejor capacidad de adaptación para recorrer el camino que viene después, por duro que sea éste. Es importante considerar que la deuda obtenida en estos momentos a través del ICO no es refinanciable en el futuro y, por tanto, esta nueva financiación debe estar encajada en la estrategia global a medio y largo plazo.

En este sentido, nuestra amplia experiencia de muchos años en Auren Corporate en reestructuración de deuda, se ha visto enriquecida estas últimas semanas con el apoyo que estamos prestando con éxito a nuestros clientes en la obtención de financiación, a través de las nuevas medidas aprobadas recientemente.

Todo ello me reafirma en la convicción de que hoy, más que nunca, una buena planificación financiera es, sin duda, una de las claves para la supervivencia a corto plazo y la sostenibilidad a medio y largo plazo para las empresas. Estamos a tiempo de actuar, y cuanto antes nos pongamos manos a la obra, mejor.

Es también fundamental que, en la vorágine actual, las empresas cuenten con el apoyo de un asesor financiero que aporte una visión experta y externa, refuerce al equipo directivo y ayude a implementar la estrategia de financiación a través de su experiencia y relación con los proveedores de financiación (entidades financieras, instituciones públicas, fondos de deuda e inversores).

En definitiva, a pesar de que hoy estamos todos muy centrados en el corto plazo en un entorno de gran incertidumbre, debemos enfocar nuestros esfuerzos en preparar nuestra compañía para cualquier escenario futuro trabajando, desde ya, en una estrategia operativa y financiera.

Finalmente, no quería terminar este artículo sin transmitir todo mi agradecimiento a la sociedad española en su conjunto y, en particular, a aquellos colectivos que están en primera línea todos los días luchando contra esta pandemia. Mucho ánimo y fuerza a aquellos que están tanto en los hospitales como en sus casas luchando contra la enfermedad y un fuerte abrazo a las familias que por desgracia han sufrido alguna pérdida. Sin duda esto pasará y entre todos debemos conseguir que las consecuencias sean las mínimas posibles.

Manuel Uríbarri Zarranz, socio Auren Corporate

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