Es evidente que la pandemia global causada por Covid-19 ha generado también un impacto disruptivo en la actividad financiera. Ha causado la crisis más fuerte y también la más rápida.

Su origen no es financiero, pero ha afectado a todas las áreas de negocios, en la planificación, desarrollo y negociación de las operaciones. La crisis económica, el trabajo remoto de los principales actores de una operación los obliga a usar diferentes herramientas, tecnologías y técnicas para lograr exitosos resultados, los plazos son más extensos, las negociaciones llevan más tiempo. También existen nuevas normas y controles reforzados en las inversiones.

Las operaciones, fusiones y adquisiciones representan un componente fundamental de la estrategia de crecimiento de muchas organizaciones. Estas se reflejan en los estados financieros, en los procesos de planificación y ejecución.

Ante la volatilidad y el nuevo escenario en los mercados, las empresas deben ser proactivas en sus negocios, evaluar sus capacidades operativas y financieras, acelerar sus planes de contingencia.  Las acciones, decisiones y medidas que tomen y apliquen hoy pueden impactar y cambiar definitivamente el resultado y el curso del negocio.

Es probable que la crisis deje cicatrices difíciles de borrar y nos deja complejos desafíos mundiales.

Por Mariano Alvarado, Socio Director de Auren Argentina