La reciente Ley 21.420 del 4 de febrero pasado, termina con la exención de impuestos que tenían las ganancias originadas en la venta de acciones y de otros instrumentos como fondos mutuos o de inversión, transadas en las bolsas de comercio y que poseían una alta presencia bursátil tanto al momento de la adquisición y como en su enajenación o rescate.  Este beneficio que se arrastraba desde el año 2001 nació a través de la Ley 19.768 cuyo objetivo era incentivar el mercado de capitales chilenos mediante el ahorro de las personas naturales o jurídicas.

El gravamen dispuesto entra en vigencia por las enajenaciones que se efectúen a partir de septiembre del 2022, impuesto que tendrá el carácter de único, con una tasa del 10%, con prescindencia de cuándo se hayan adquiridos las acciones. Y que, para determinar el resultado afecto, se puede considerar dos opciones para los contribuyentes con domicilio o residentes en Chile, siendo a su elección: i) El precio de cierre oficial al 31 de diciembre del año en que fueron adquiridas las acciones; o ii) El valor de adquisición o aporte reajustado conforme a las normas de generales de la Ley de la Renta.  Para inversionistas que hayan adquirido las acciones antes de la entrada de vigencia de esta ley, podrá aplicar como costo de adquisición una tercera opción: el valor de cierre de las acciones al 31 de diciembre de 2021. Para los contribuyentes con domicilio en el extranjero, sólo debe aplicar la regla del costo conforme al literal ii). 

Sin embargo, se mantiene la exención a las ganancias de estas operaciones, siempre que sean realizadas por inversionistas institucionales, sean nacionales o extranjeros, entendiéndose por éstos: sociedades financieras, compañías de seguros, entidades nacionales de reaseguro y administradoras de fondos autorizados por ley, como aquellas que, por su volumen de transacciones, naturaleza de sus activos u otras características permita calificar de relevante su participación en el mercado.

Mario Cayupán E. Socio Principal