El Impulso a la Innovación en México

16/04/2018

En primer lugar, es necesario establecer la estrecha correlación entre la innovación y el marco de protección de la propiedad intelectual en su modalidad de industrial, correspondencia que se distingue en las economías avanzadas, al mantener estrechos vínculos entre el conocimiento, la información y la formación de alto nivel, asequibles a los sectores público y privado para satisfacer demandas industriales, comerciales y sociales. 

Es así, que el Manual de Oslo, que es un guía para la interpretación de datos de innovación, enfatiza la necesidad de identificar vínculos y flujos de conocimiento entre empresas, centros de investigación y otras organizaciones que intervienen en el proceso de innovación.

En este sentido, en el Plan Europeo de Acción para la Innovación 2004 , ya se hizo una distinción fundamental, “…la innovación se diferencia de la investigación, que origina nuevo conocimiento, y de la acción empresarial, que detecta oportunidades de mercado para productos y servicios. Es el resultado de la interacción de estas dos funciones.

 
En el Encuentro Iberoamericano de las TIC, Innovación y Conocimiento, 2010, se precisó que:
La investigación apunta a la creación de nuevo conocimiento y su principal motivación es la curiosidad, el afán de saber; por su parte, la innovación apunta a la creación de nuevos modelos de negocios y está motivada por el éxito en el mercado. Los criterios de excelencia científica son los indicadores de éxito de la investigación, mientras que las ventas y las ganancias, constituyen los indicadores de éxito de la innovación .

De acuerdo con diversos estudios de la OECD, los objetivos de la ciencia y de la innovación, son intrínsecamente diferentes. La investigación científica contribuye de manera indirecta, más que directa, a proveer soluciones a problemas sociales, transferir a la industria instrumentos desarrollados con propósito de investigación y la formación de personal altamente calificado, que es contratado por la industria; por su parte, la innovación involucra actividades no relacionadas con la ciencia, la investigación científica y tecnológica; tales como, la relación con el mercado, el modelo de negocio, el análisis de la competencia, la calidad de los servicios y los canales de distribución .

El entorno de la innovación en México

En las reformas a la Ley de Ciencia y Tecnología de 2009 y 2012, se adicionó un artículo que preveía el establecimiento de entes denominados Unidades de Vinculación y Transferencia del Conocimiento (UVTC).

Estas UVTC podían ser creadas por instituciones de educación, por los Centros Públicos de Investigación adscritos al CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y, en general por las entidades de la administración pública que realizaran actividades de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación.
Las UVTC debían y deben, destinarse exclusivamente a generar y ejecutar proyectos en materia de desarrollo tecnológico e innovación y a promover su vinculación con los sectores de actividad económica.

Es decir, se concibieron como el vehículo de vinculación entre los sectores académico, público y privado, para la solución de problemas concretos de los sectores productivos a través del conocimiento y la investigación.

Profundizando, las UVTC debían conectar la oferta intelectual con la demanda empresarial a través de proyectos potenciales en campos empresariales altamente dinámicos e intensivos en demanda y uso de conocimiento, con el fin último de ser susceptibles de aplicación industrial y éxito comercial.
Este fue uno de los más grandes pasos que México dio para dar un impulso a la innovación y al comercio, con ello, crecer en materia de competitividad en la generación de productos innovadores y marcas, ambos sujetos de protección intelectual.

No obstante, no fue suficiente y la creación de las UVTC se fue perdiendo en un mar de burocracia que solo admitió la creación formal muy pocas, mismas que, sometidas el escrutinio de las autoridades hacendarias, impidieron su pleno desarrollo y dar cumplimiento al objetivo para el que fueron creadas.

Con esta experiencia, se planteó el objetivo de desarrollar e ir perfeccionando instrumentos financieros que aportarán al impulso que se venía otorgando a la innovación y al desarrollo del mercado, a través de ésta.

Se reconoció la importancia de contar con fuentes de financiamiento públicas y privadas, eficientes para que los proyectos de innovación tengan éxito. En particular, el capital privado, que juega un importante papel en el desarrollo de la innovación, principalmente, en las primeras etapas, en la inteligencia, de los nuevos actores esbozados en la Ley.
 
Derivado de lo anterior, se han diversificado los accesos a fondos de capital y a recursos públicos, tales como los programas de estímulos para la innovación, para impulsar empresas productivas de innovación; se ha intentado eliminar las barreras para la vinculación entre las instituciones financieras y las PYMES y, a su vez con instituciones de educación superior del país, se han incrementado los incentivos fiscales para incrementar la inversión privada en innovación.

Reforma a la Ley de Ciencia y Tecnología de 2015

En las áreas generadoras de conocimiento de México, se percibió que las condiciones previstas en la Ley, no habían sido suficientes para lograr el impacto que se requería lograr en los sectores industrial y comercial, la innovación aún no repercutía de manera exponencial ni se reflejaba en el incremento de cifras de protección a la propiedad intelectual en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

Con este entorno, se hace una nueva reforma a la Ley de Ciencia y Tecnología donde abre la oportunidad a la participación conjunta entre los sectores público y privado, con la conformación de asociaciones estratégicas, alianzas tecnológicas, consorcios, UVTC, nuevas empresas privadas de base tecnológica y redes regionales de innovación.
Todo lo anterior, con el objetivo de incorporar los desarrollos tecnológicos e innovaciones realizadas en instituciones de educación, Centros y entidades, por los investigadores, académicos y personal especializado adscritos a cada una, a la industria y economía nacional, y con ello, impulsar el reconocimiento y protección de la autoridad en la materia en México, el IMPI.

Asimismo, se estimuló en gran medida, la innovación, toda vez que se estipuló otorgar a los investigadores, académicos y personal especializado, generador de aquella, recibir hasta el setenta por ciento (70%) de las regalías que se generen por cada producto exitoso comercialmente por su aplicación industrial.


Apoyo de CONACYT a la innovación

En este marco, CONACYT ha venido impulsando la creación de consorcios, conformados por Centros Públicos de Investigación, cada uno con diferentes capacidades y especializaciones, todos basados en el artículo 51 de la Ley de la materia, con el fin de establecer, coordinar y desarrollar programas en materia de desarrollo científico, tecnológico e innovación pero, primordialmente, para generar productos y servicios innovadores que atiendan y den una solución real, a requerimientos de los sectores privado, público y social.
Adicionalmente, estos consorcios aportan como parte de sus capacidades, Laboratorios Nacionales que han creado como entes generadores de conocimiento especializado, con funciones clave de producción, transmisión y transferencia de conocimientos, incrementando las capacidades de investigación cooperativa para dar alternativas de solución a problemáticas nacionales y tener presencia en el sector privado, con productos innovadores. 

Los consorcios y los propios Laboratorios Nacionales operan en base a la co-creación de valor en ecosistemas de conocimiento, innovación y servicio, mediante redes distribuidas de participantes públicos, privados y sociales.

La OECD , ha reiterado la necesidad de estimar la determinación del valor, en un ecosistema de conocimiento, innovación y servicio, con base en la medición de los insumos, existencias, flujos, productos y redes del conocimiento; así como, en el acervo de la propiedad intelectual e industrial, involucradas en el servicio.
Consideramos que el apoyo público a la innovación “abierta” requiere de considerable comunicación entre los diferentes actores –empresas, laboratorios, instituciones académicas y consumidores–, así como retroalimentación entre la ciencia, ingeniería, fabricación y comercialización.
Se han sentado las bases y se empiezan a ver los primeros brotes de éxito, consideramos que es factible que en un futuro cercano, México suba en el índice de competitividad, que tiene como algunos de sus indicadores, el número de patentes registradas y el número de marcas comercialmente exitosas.
 

Jorge Luis Espinoza Trujano
Socio de Auren México – Experto en Temas Legales 
Auren Ciudad de México 

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