Las empresas trabajan en contextos cada vez más inestables, lidiando con constantes avances tecnológicos, cambios drásticos en los mercados y con un sinfín de crisis e imprevistos; tales entornos son conocidos como VICA por su definición: volátiles, inciertos, cambiantes y ambiguos.

Podemos advertir que la “hiperproductividad” es propia y característica de este tipo de entorno, dado que vino a dar respuesta a los avances tecnológicos y el desarrollo de sistemas cada vez más complejos de IA (Inteligencia Artificial) los cuales propician la posibilidad de automatizar tareas y trabajos rutinarios
alcanzando niveles cada vez más altos de eficiencia, velocidad y reducción de errores.

Si décadas atrás se consideraba que el “multitasking” era considerada la mejor herramienta para hacer frente a la alta demanda y por ende para mejorar los índices de productividad de las empresas; con el advenimiento de las metodologías ágiles muchos paradigmas se han transformado, vislumbrando
acuciantes cambios en la manera que medimos el rendimiento y entendemos la productividad en el mundo del trabajo.

A principios de los años noventa, el científico Harold Pashle demostró que la gente sólo podía pensar en una cosa a la vez. Consideró que incorporar un proceso en la memoria y sacar otro para ejecutar una nueva tarea implica cierto esfuerzo. Por eso cada vez que se cambia de tareas este proceso
consume tiempo “desperdiciado” y como el cerebro no puede procesar dos cosas al mismo tiempo, lo que se potencia es la capacidad de cometer errores.

La esencia de la hiperproductividad se centra en abandonar la mentalidad de medir la productividad en términos de horas, dado que las horas representan de por sí un costo, pero no logran medir la producción.
En conclusión, mientras que anteriormente el foco estaba puesto en medir la cantidad de horas que trabajó una persona en algo, la premisa actual enfatiza que lo relevante en definitiva es que el trabajo se entregue más rápido y con el compromiso de que sea de gran calidad.

Por María Soledad Grande Novoa, Coordinadora de Gestión del Talento de Auren