Prensa. Gatopardismo Fiscal (Infobae 05/6/2020)

05/06/2020

El mundo se está reinventando desde lo económico y desde lo tributario también, debemos dejar lo meramente declamativo para pasar a las reformas tributarias serias. Por Gabriel Hermida, Socio de Impuestos.

Ante el cambio de Gobierno, y sin hacer un juicio de desde lo político, solamente analizando el tema desde lo técnico, mientras que algunas jurisdicciones provinciales y/o municipales han «apovechado» para dejar atrás normas que propendían a la baja de tributos (pactos fiscales o acuerdos para el crecimiento y la inversión) y proceder a la suba de alicuotas o las bases imponibles de algunos de los impuestos a su cargo (ingresos brutos, impuesto inmobiliario o AbL, patente) Y desde el ámbito nacional, aumentando el impuesto a los Bienes Personales, suspendiendo la baja en el impuesto a las Ganancias o proponiendo cobrar uno las Grandes Fortunas por única vez (sic).

Una vez más se escucha a un presidente / gobernador / intendente / legislador hablar de lo siguiente:

– Es necesaria una profunda reforma tributaria en nuestro país,

– Hacer tributos más justos,

– Que no se graven los sueldos de los trabajadores,

– Que la presión fiscal recaiga sobre los que más tienen y no sobre los que menos poseen,

– En la gestión anterior hubo una modificación tributaria que hizo menos progresivo el esquema tributario y, además, implicó una caída en la recaudación de impuestos.

 Damos beneficios a los contribuyentes (muy magros, por cierto), pero les cambiamos las reglas del juego, un par de días después (por ejemplo, con el Programa ATP)

Pero además ahora la situación económica se complicó mucho más, no sólo a nivel local sino a nivel mundial; y todos los países empezarán una feroz competencia por lograra más contribuyentes, lo que se llama “votar con los pies” (que refiere a la situación en la que los ciudadanos manifiestan sus preferencias sobre ingresos y gastos públicos desplazándose al territorio que, por sus políticas públicas, mejor se ajustan o aproximan a sus preferencias, en este caso tributarias).

Así las cosas, cuales son las reformas tributarias que tienen en mente desde el Gobierno;

– Disminuir la alícuota del Impuesto a las Ganancias para las personas físicas, en función a diferentes rangos de ingresos haciéndola más progresiva para las altas rentas.

– Incrementar el Impuesto a las Ganancias a las empresas, con escalas progresivas o alícuotas más altas para las grandes compañías y más bajas para las pymes.

 Claramente vamos a contramano del mundo desde lo tributario, pero nos llenamos la boca, queriendo parecernos a otros países intentando adoptar reglas de la OCDE

– Incrementar los Impuestos que recaigan sobre las personas jurídicas o las personas físicas, en función a sus activos (no a sus patrimonios, o sea sin descontar deudas).

– Disminuir el IVA para determinados artículos de consumo o servicios, para los habitantes de ingresos menores.

– Elevar los impuestos internos sobre bienes suntuarios.

– Elevar los derechos de importación, y disminuir los de exportación para las pymes, tratando de favorecer la producción nacional.

En función a lo expresado en los párrafos anteriores, caben las siguientes preguntas:

– ¿Esto no lo vimos antes ?

– ¿Con estas ideas de reforma vamos a mejorar el sistema tributario argentino?

– ¿De esta forma vamos a atraer a “los que votan con los pies”?

Creo que la respuesta es “no”, mientras no eliminemos los impuestos distorsivos, Ingresos Brutos, el impuesto sobre los Débitos y Créditos Bancarios, la doble/triple imposición sobre una misma fuente de capacidad contributiva (renta/patrimonio), eso jamás va a ocurrir.

El mundo se está reinventando desde lo económico y desde lo tributario también, debemos dejar lo meramente declamativo para pasar a las reformas tributarias serias, para ser competitivos; para evitar ser meramente coyunturales y pensar en el largo plazo, estamos viendo el derrumbe de la recaudación en todos los niveles. Damos beneficios a los contribuyentes (muy magros, por cierto), pero les cambiamos las reglas del juego, un par de días después (por ejemplo, con el Programa ATP). Claramente vamos a contramano del mundo desde lo tributario, pero nos llenamos la boca, queriendo parecernos a otros países intentando adoptar reglas de la OCDE.

Esto es gatopardismo fiscal; que todo cambie, para que nada cambie.

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