El sector quedará ahora «dividido» en varias dependencias del Estado ante el recorte de ministerios que dispuso el mandatario. Las claves
Una de las naves insignia de los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández fue la Ley de Economía del Conocimiento, con beneficios impositivos para las industrias 4.0.
Sin embargo, en la administración que comienza el presidente Javier Milei no le asigna espacio propio, sino que retrotrae todo a una «promoción del software», que va a depender de Jefatura de Gabinete.
Economía del Conocimiento es uno de los rubros con más crecimiento en ventas al exterior (u$s8.000 M anuales), sólo detrás de los complejos sojeros y automotor. Agrupa actividades como software, satelital y aeroespacial, audiovisual, biotecnología, servicios TIC, nanotecnología y servicios profesionales.
En octubre, el plan platita del ex ministro de Economía Sergio Massa llegó también a los créditos blandos y fondos de un fideicomiso para subsidios a pequeñas empresas de Economía del Conocimiento. Pero esto parece estar a punto de cambiar radicalmente.
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Los puntos impositivos claves de la Ley de Economía del Conocimiento son los siguientes:
La reglamentación del Régimen de Promoción de Economía del Conocimiento dispuso fijar en cero los derechos de exportación a prestaciones de servicios realizados en el país, cuya utilización o explotación efectiva se lleve a cabo en el exterior.
Los beneficiarios tendrán una reducción de un porcentaje del monto del impuesto correspondiente a la actividad promovida, de acuerdo con el siguiente esquema:
Así como quedó redactada la norma, la mayoría de las compañías que pueden aspirar a los beneficios sólo tienen una reducción de Ganancias de 20%.
En cuanto al cómputo de los créditos de impuestos análogos pagados en el exterior por las ganancias de fuente argentina, no se podrá computar a cuenta del gravamen, sino que será deducible de la base imponible, señala Guillermo Poch, socio de Auren Argentina.
La ley exige un buen cumplimiento de obligaciones fiscales, previsionales y gremiales. «Esta es un arma peligrosa, ya que cualquier diferencia de esta índole, por más controvertida que sea, podría dar lugar a la caída de los beneficios«, enfatiza Gutiérrez.
De hecho, las empresas que se habían adherido al anterior régimen de software y ahora quieren entrar al de la Economía del Conocimiento tienen problemas en este sentido.
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