Es evidente que la pandemia global causada por Covid-19 ha generado también un impacto disruptivo en la actividad económica y en las finanzas. Ha causado la crisis más fuerte y también la más rápida.  

Es importante entender que el origen de esta crisis no es financiero, pero ha afectado a todas las áreas de negocios, en la planificación, desarrollo y negociación de las operaciones. El covid 19 tuvo un alto impacto en la continuidad de los negocios/servicios, en el comportamiento y las tendencias de los consumidores y la actividad comercial. Además, generó importantes dificultades que aún persisten en las distintas áreas de gestión.

¿Estaban preparadas las empresas para enfrentar y adaptarse a este contexto?, ¿Cuáles son las dificultades que tienen las organizaciones ahora y cuáles son los desafíos de la industria?

Pasado el fuerte cimbronazo, es importante ahora evaluar el efecto en la actividad financiera corporativa, más específicamente en fusiones y adquisiciones y reestructuración de deuda. 

El mercado se encuentra frente a compradores estratégicos que miden los efectos de sus acciones comerciales y controlan riesgos y daños, mercados volátiles, gran incertidumbre que frena el avance de transacciones, mercados crediticios ajustados, diferentes expectativas de precios. En consecuencia, las transacciones de fusiones y adquisiciones se ven reducidas.

También la pandemia afectó la capacidad de las empresas para pagar sus deudas y obligaciones, el pago de salarios, alquileres e impuestos. Algunas perdieron más que otras, como las aerolíneas, el petróleo y gas, los transportes, el turismo, los minoristas tradicionales y las pequeñas empresas en general. Muchas sobrevivieron y de a poco intentan retomar su ritmo normal, otras no lo lograron. Todavía buscan el alivio en obligaciones de deuda e impuestos, actividades de cobranzas, extensiones de vencimientos, etc.

Es importante el rol de los bancos y de los fondos de deudas privadas. Promocionar financiamientos y préstamos, reducir riesgos e intereses, ofrecer rendimientos atractivos, reestructuraciones, manejo de deudas. Si las empresas llegaron a esta situación de necesidad debido a la pandemia, debería con ayuda financiera poder salir adelante una vez que superen su crisis, o por lo menos es lo que esperan lograr.

Es decir, que la actividad de fusiones y adquisiciones atravesó un estancamiento en la pandemia, pero debería ir en proceso de recuperación en cuanto se logre disminuir la incertidumbre en los mercados y vivir una ola de reestructuración de deuda ya que las empresas necesitan reconstruir su capital de trabajo.

La crisis económica, el trabajo remoto de los actores de una operación los obliga a usar diferentes herramientas, tecnologías y técnicas para lograr exitosos resultados, los plazos son más extensos, las negociaciones llevan más tiempo. También existen nuevas normas y controles reforzados en las inversiones.

Esto demuestra que la dinámica y forma de trabajar cambió, las firmas y sus procesos debieron y deben adaptarse rápidamente para mirar y pensar en el futuro.

Las operaciones, fusiones y adquisiciones representan un componente fundamental de la estrategia de crecimiento de muchas organizaciones. Estas se reflejan en los estados financieros, en los procesos de planificación y ejecución.

La mayoría de las entidades sufrió un impacto en sus ventas y tuvieron que buscar la forma de sobrevivir y generar un nuevo modelo de gestión comercial como fue la venta y campañas digitales. Nuevos procesos y estrategias comerciales son claves para la actividad.

Ante la volatilidad y el nuevo escenario en los mercados, las empresas deben ser proactivas en sus negocios, evaluar sus capacidades operativas y financieras, acelerar sus planes de contingencia.  Las acciones, decisiones y medidas que tomen y apliquen hoy pueden impactar y cambiar definitivamente el resultado y el curso del negocio.

La transformación digital que en mayor o menor medida ya venía sucediendo en la agenda y estrategia de las organizaciones, y la pandemia la aceleró bruscamente y la puso hoy como prioridad. Es clave para no quedarse en el camino lograr la transformación rápidamente y al mismo tiempo la reestructuración y recuperación de su capital y trabajo.

La crisis financiera que provocó el covid 19 en el mundo nos llevó a una economía diferente. Puso al mundo a entero a prueba, a actuar y responder de manera rápida innovadora, resolutiva, solidaria y en forma conjunta. No es ni era un país en crisis, la magnitud de la misma abarcó y desbastó a todos, tanto en lo social, económico y a nivel salud.

Por Mariano Alvarado, Socio Director de Auren Argentina y Auren Paraguay.