75- LA VIRTUD DE ESCUCHAR, EVALUAR Y PROPONER.

22/06/2012

“I like to listen. I have learned a great deal from listening carefully. Most people never listen.”

Ernest Hemingway

Los heraldos del rey, en la Edad Media, se mezclaban dentro de la población para escuchar los temas que afectaban el reino, y se lo comunicaban al rey para que tomara las medidas que considerara necesarias; lo que no sabían es que, con este simple acto, daban origen, probablemente, al servicio más expuesto a los medios y gobiernos de turno, en los últimos 20 años. 

En la década del ‘30, James O. McKinsey, lo bautizó y desde ese momento, el concepto tomo tantas formas como percepciones sobre este servicio, su cometido y su utilidad. Lo cual nos lleva a preguntarnos, inevitablemente, ¿de qué hablamos cuando hablamos de Auditoría?

Cuando leer y escribir era una actividad de pocos, Auditoría era escuchar el estado financiero de los clientes; inclusive, etimológicamente, la palabra Auditoría proviene de “oír”; después, la actividad económica fue evolucionando y la creciente preocupación por el control interno y las finanzas de las organizaciones dieron lugar a una mayor formalización de este concepto.

Fowler Newton en su Tratado de Auditoría define: “la auditoría de estados contables es el examen de estos por parte de un profesional independiente con el propósito de dictaminar si fueron preparados de acuerdo con ciertas Normas Contables”. Es una primera aproximación, que nos deja 2 conceptos interesantes.

Por un lado, es un examen, es decir, es un proceso con determinados pasos que nos permiten apreciar y evaluar, de acuerdo a determinado marco de medida, el estado en que se encuentra el objeto bajo análisis. Por otro lado, se necesita la transparencia que nos proporciona la independencia, siendo esto imprescindible para formarnos una opinión de cómo funciona este “objeto”,  libre de subjetividades.

Tenemos una definición formal y aceptada, pero agreguemos un elemento subjetivo a este intento de definición… ¿cómo es percibido el servicio de Auditoría?

Mayoritariamente, de lo que la experiencia personal me indica, somos vistos, sin exagerar mucho, como la persona que después de que la organización hizo el trabajo, dice “esto lo hiciste mal y esto lo tienes que cambiar”, lo cual desarrolla una especie de pánico escénico en el personal ante la presencia de los auditores.

En la actualidad la Auditoría cumple cada día más un rol colaborador al momento de dar forma al ambiente de control de la organización. Lo anterior se aporta mediante la función de prevenir y ayudar a que los objetivos de la dirección de la organización puedan ser llevados a cabo de forma eficiente, proporcionando a todos los actores interesados en la misma, la certidumbre del estado actual de ésta. Es por esto, que la idea de Auditoría se ha ido alineando con la idea de Gobierno Corporativo, poniendo a aquella como una necesidad básica para que Directores, Accionistas y Terceros interesados tengan confianza en los Estados Financieros que les son presentados.

Podemos concluir, que tenemos elementos suficientes para poder desarrollar una definición de forma acertada contemplando tanto la definición formal como el aspecto subjetivo, logrando afirmar que Auditoria es un proceso planificado, llevado a cabo de forma independiente, con el propósito de lograr transmitir de forma transparente la información financiera de la entidad a las partes interesadas y adicionalmente,  cada día más, prevenir ineficiencias y sugerir mejoras.

Es por esto, que cuando usted tenga necesidad de saber y conocer con mayor profundidad cuan estable es su organización, que actividades puede mejorar, que cambios quiere implementar, solo tiene que buscar un auditor que tenga la virtud de escuchar, observar, evaluar y proponer.